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La librería de Charlotte Delattre y Terry Craven es un espacio fértil a la intimidad. Desperate Literature está hecha de recovecos, una librería como un organismo vivo, como hogar, con su cocinilla estrecha, su colchón en el suelo, su escritorio y sus paredes que sujetan libros hasta el techo. Un espacio cuidado, donde el catálogo no es sólo una colección de los libros sino algo organizado y sobre el que han conseguido crear una comunidad.
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