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Sara y Jaime

Sara y Jaime se casaron un día nublado y azul. La fina lluvia marcó la entrada a la iglesia más bella hecha jamás por una novia. Las montañas nubladas fueron el paisaje más mágico jamás visto en Segovia. El sol de la tarde fue el más blanco aparecido jamás en Marzo. Los días perfectos para casarse existen y el suyo fue uno de ellos.

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